Maruchito era el nombre con el cual se identificaba a los chicos que acompañaban a los carreros.
Estos niños -en su mayoría huérfanos- hacían los mandados, alimentaban a los animales y buscaban leña.
La primera versión dice que fue asesinado a golpes por robar tortas fritas en un momento en el que la harina escaseaba.
Pero en el camino sufrieron varios inconvenientes, por lo que el capataz decidió regresar y enterrar al niño en una tumba. No pudo hacerlo: lo habían devorado los pájaros.
Otra de las versiones también tiene a un capataz de tropa como protagonista.
Pasaron los años, y en la época en que los bandidos frecuentaban la región, una mujer que atendía una tienda, fue visitada por un forastero y, por temor de ser atacada, prometió levantarle una ermita, a cambio de preservar su vida.
La mujer construyó la ermita y el relato del santito milagroso se transmitió entre los pobladores.
Desde ese momento, comenzaron a pedirle diferentes favores al Maruchito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario